DEUDA, CRISIS CLIMÁTICA Y EXTRACTIVISMO EN PAÍSES AMAZÓNICOS

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DEUDA, CRISIS CLIMÁTICA Y EXTRACTIVISMO EN PAÍSES AMAZÓNICOS

Este documento destaca el vínculo entre deuda, crisis climática y extractivismo en Ecuador, subrayando que la dependencia del país en la exportación de petróleo para enfrentar su deuda externa está profundamente ligada a su estructura productiva y su inserción en la economía global. Para este enfoque, el déficit comercial es la variable clave en los ciclos de deuda externa en Ecuador, ya que precede a la necesidad de obtener capitales. Así, ante la falta de inversión extranjera directa, esto fuerza al país a contraer más deuda externa. Ecuador, al igual que otros países periféricos, debe reponer constantemente sus reservas internacionales mediante obligaciones con países industrializados, perpetuando un ciclo de dependencia financiera, depredación ambiental y desigualdad económica global.

Se argumenta que la división internacional del trabajo no solo resulta en un intercambio económico desigual, sino también en un intercambio físico y ecológico desigual. Los países periféricos exportan materias primas y energía a precios bajos, esenciales para el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental de los países centrales, que exportan bienes manufacturados y tecnológicos. Esta dinámica perpetúa un deterioro en los términos de intercambio para los países periféricos, obligándolos a exportar más recursos naturales para importar menos bienes manufacturados, contribuyendo al agotamiento de sus reservas ecológicas y manteniendo precios artificialmente bajos para los países industrializados, lo que agrava la desigualdad ambiental y económica global.

El texto presenta numerosas cifras para ilustrar sus argumentos. Por ejemplo, muestra que a mayo de 2023, la deuda externa ecuatoriana se componía principalmente de acreedores de los grandes centros financieros, donde EEUU y Europa controlan la deuda en bonos soberanos que representaban el 39% del total, seguidos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con un 15% y el Fondo Monetario Internacional (FMI) con un 14%, instituciones controladas nuevamente por Washington. En cambio, los convenios con gobiernos extranjeros constituían el 11% de la deuda, con China, Francia y España como los mayores acreedores bilaterales. Y se destaca que en términos de responsabilidades ambientales, estos acreedores son también grandes deudores climáticos y ambientales.

 

Este estudio también usa las reservas internacionales de Ecuador para mostrar la fuerte dependencia del petróleo extraído de la Amazonía. Las reservas, aunque crecieron desde 2018, alcanzando 8,460 millones de dólares en 2022, presentan un patrón de reducción cíclico, afectado por los déficits comerciales y otras formas de fuga de divisas. Por eso, el déficit comercial acumulado de 1,245 millones de dólares, entre 2014 y 2019, termina contribuyendo al incremento de las presiones sobre la deuda externa. En contraste, en el período 2020-2023 se mostró un superávit acumulado de 10,227 millones de dólares, resultado no solo del ajuste fiscal sino también de la contracción de importaciones durante la pandemia de la COVID19.

Se propone que, en el actual orden de cosas, la deuda externa solo puede ser pagada mediante la depredación ambiental para obtener petrodólares de la Amazonía o mediante la explotación minera. Además, la crisis climática mundial agrava la situación al generar nuevas necesidades de financiamiento y deuda externa. Los daños económicos causados por eventos naturales derivados del cambio climático superaron los 1,299 millones de dólares entre 2000 y 2022. Asimismo, el país ha incurrido en gastos de 3,318 millones de dólares en inversiones de financiamiento climático, principalmente en proyectos de adaptación financiados por organismos multilaterales (76%) y fondos bilaterales (17%), con el 79% de estos fondos otorgados en forma de préstamos, lo que incrementa las obligaciones con acreedores.

El documento concluye que la reducción de la deuda externa y la detención de la depredación ambiental no pueden abordarse con políticas económicas aisladas o reformas tributarias para sustituir ingresos petroleros. El problema radica en el intercambio injusto de valor con el resto del mundo, incluyendo divisas y recursos físicos. Por lo tanto, se requiere una reforma profunda del modelo económico que aborde las causas estructurales relacionadas con la producción en Ecuador y su inserción en la economía global. Solo un enfoque integral y sistémico permitirá romper el ciclo de dependencia financiera y ambiental, promoviendo un desarrollo diferente a la lógica de destrucción neoliberal, pero también a la lógica de la pérdida de soberanía sobre los recursos naturales.

El informe contiene numerosas cifras y detalles que subrayan la urgencia de estos temas, por lo que se recomienda su lectura completa.

Descargar el informe completo en Español aquí

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